Caxamarca

 Rocío Silva Santisteban

 

Cajamarca es el lugar donde Francisco Pizarro capturó al último Inca Ata Wallpa. Esa tarde del 16 de Noviembre de 1532, el sacerdote Valverde se acercó al séquito que protegía al Inca y lo inquirió según los requerimientos tradicionales que usaban los españoles, entregándole la biblia en la mano, diciéndole: “esta es la palabra de Dios”. El Inca se acercó el libro al oído, pero como no escuchó nada, lo tiró al suelo. El sacerdote consideró ese acto como una gran ofensa a Dios y le gritó a Pizarro “Detened a estos perros”. El Inca Atahualpa posteriormente fue sentenciado a la pena del garrote y asesinado, en nombre de Dios, mientras que la Conquista se convertiría en la gran epopeya genocida contra los indígenas.

Este des-encuentro entre Incas y Españoles; entre occidentales e indígenas; entre la cultura oral quechua y la cultura escrita en castellano ha sido la marca de origen de mi país, el Perú, pero también de América Latina. El 4 de julio de 2012, en la misma Plaza de Cajamarca, una mujer mestiza vestida de rosado, se acerca a un policía después de la captura del ex sacerdote Marco Arana en medio de una gran huelga general que duraba 34 días contra de la empresa Minera Yanacocha, y le pregunta. ¡¿por qué nos tratan así?, ¿por qué nos tratan así?! Y el policía le contesta: porque son perros conchatumadre.

Los términos son los mismos. El policía, asalariado de la empresa minera a través de convenios secretos entre la Policía Nacional y la empresa de seguridad de la minera, recoge el racismo secular e insulta a la mujer con el mismo calificativo, perros, demostrando una vez el autoritarismo y la construcción de otro basurizado.

Cajamarca es el lugar de nacimiento de mi padre, donde fueron lanzadas sus cenizas desde el Cerro Santa Apolonia, porque así lo quiso; Cajamarca es el lugar de origen de mi familia y donde los huesos de mis abuelos alumbran con sus fuegos fatuos; en Cajamarca yo he vivido trabajando con las rondas campesinas y haciendo mi tesis de Derecho en los años 1987-1988 y adonde he viajado los últimos veinte años, como activista medioambiental y responsable de la Coordinadora de Derechos Humanos del Perú, así como congresista (2020-2021) trabajando sobre todo con las mujeres campesinas, ronderas, quechuahablantes y ahora investigando sobre el patriarcado rural. Hace poco me reencontré con el líder campesino Eriberto Ventura: con sus afanes suaves, entre sus alforjas, sacó ¡un libro mimeografiado!, era su testimomio como rondero. Y me lo regaló como un legado.

Cajamarca fue el lugar de la imposición pero hoy es el lugar de la rebeldía.

Hoy quisiera plasmar en una propuesta poético-histórica una mirada sobre este hermoso valle interandino, con sus tradiciones ancestrales y sus tensiones modernas, pero con el foco en las diversas resistencias culturales que los campesinos, a pesar de todas las múltiples maquinarias de muerte, han podido desarrollar. Hoy en Cajamarca, una mujer campesina, Máxima Acuña de Chaupe, ha logrado obtener el Premio Goldman, luchando con sus pocas pertenencias y solo con sus manos por el agua. Máxima es mi compañera de luchas y mi amiga, y nosotras las mujeres letradas, estamos en deuda con ella, con sus esfuerzos y su inteligencia, porque desde su analfabetismo y su cultura oral, nos ha enseñado a resistir.

Estas poesías tienen como propósito usar la letra no para dominar como en 1532, sino para establecer una sororidad profunda, con ronderos como Eriberto Ventura a quien le debo su legado, o con mujeres analfabetas como Máxima Acuña, porque la poesía leída en voz alta, declamada, es también un espacio de encuentros entre culturas orales y escritas. Es la lumbre del fuego fatuo que resurge de las cenizas que bajan, suavemente, desde los cerros.

  

QAXAMARCA

 16 de noviembre de 1532 / 4 de julio 2012

 

Uno

 

La hueste perulera se esconde

detrás del cerro más alto.

Son las ocho de la mañana

no hay nada más hermoso que la luz solar a esta hora

brilla contra la plaza mientras las tutulas

le gritan al sol, padre sol, ven sol, protégenos.

 

Pizarro se encuentra lejos,

Valverde se acerca al séquito que protege al Inca

y lo inquiere desafiante

dizque son los requerimientos tradicionales

pero todos conocen ese olor a azufre

destilando suavemente

entre los dedos.

 

Lleva la Biblia en la mano

“esta es la palabra de Dios”

y la palabra de Dios es inaudible.

 

El Inca se acerca el libro al oído

no escucha nada, absolutamente nada…

porque es inaudible la palabra de Dios,

tira el libro al suelo. El sacerdote

considera que todo es una gran ofensa

grita “Pizarro, detened a estos perros”.

Ata Wallpa fue sentenciado a la pena del garrote

asesinado, en nombre de Dios,

el Inaudible

y la Conquista se convertía en la gran epopeya

porque son inaudibles los gritos de las víctimas.

 

Dos

 

El año del señor del 2012, en la misma plaza,

una mujer mestiza, vestida de rosado, se acerca

a un policía

en medio de una gran huelga general

una huelga que va durando 34 días y sus noches

una huelga contra la Gran Empresa y su política de extracción

una resistencia por el agua y los territorios y el cielo

una mujer, vestida de rosado, le pregunta al policía

¡¿por qué nos tratan así?, ¿por qué nos tratan así?!

because you are dogs, motherfucker!!

o lo dijo en castellano

tú eres una maldita perra conchatumadre.

(¿Pizarro, acaso los términos no son los mismos?)

 

El policía, de la hueste perulera, asalariado de la empresa

—shhh no lo digas, hay convenios secretos

entre la policía y las empresas mineras—

recoge el racismo secular

una mujer humillada por el cura Valverde

viste de rosado, la policía la arrastra

perros, dogs, mothersucker, las perras

también fueron violadas en el nombre de Dios

el Inaudible.

 

Tres

 

Qaxamarca, aquí nació mi padre y su padre

el origen de mi familia, aquí nació mi abuela

y su abuela

aquí copularon todos mis ancestros

aquí la familia que no conozco fue creando

su identidad

 

acá, yo viví lo vivido en 1987, rondando

con los ronderos

y morí de muerte profunda la primera vez

creyendo en la palabra justicia

aquí he buscado durante todos mis años

ansiosamente en los labios

el recorrido de esa palabra

 

persiguiendo la sororidad de las mujeres

sus lágrimas heladas bajo las tutulas

la fuerza de mi abuela y su abuela

sus nombres olvidados bajo el pacto patriarcal.

 

Qaxamarca, cuántas mujeres

fueron donadas por el curaca para contener

la Conquista

de Ata Wallpa o de Pizarro, la policía o los mineros

—sol, padre sol, ven sol, protégenos—

y ahora una sola

vestida de rosado

emerge en la plaza ensangrentada

con una queja susurrante envolviendo

la palabra hallada.

 

Cuatro

 

¿Qué procuro con todo esto?

¿una estética histórica de este valle interandino?

¿reivindicar sus tradiciones ancestrales y sus tensiones modernas?

¿sumar las diversas resistencias?

¿maldecir las maquinarias de muerte?

 

Debería recoger las huellas del perro de papá, Kaiser,

que dejó eternas en el cemento del barrio de San Pedro.

 

Debería intentar extender una mano hacia las faldas de mi abuela,

olorosas, tendiendo la ropa, entre los eucaliptos.

 

¿Qué soy sino una mujer con los brazos abiertos hacia el cielo

aprendiendo de las iletradas, las campesinas, las analfabetas

su poderosa profunda sabiduría?, ¿pueden más mis gritos

o su maciza resistencia poniendo el cuerpo contra las balas?

 

Yo la letrada / ella la rosada

 

¿qué puedo hacer sino usar la letra?

esa misma letra de las palabras estampadas

en el libro, desalojadas

y tiradas a su suerte sobre el suelo.

 

Debería hilar la lana y leer los tejidos,

entrever un susurro entre el viento inaudible

que se pierde con las coplas de carnaval.

 

Debería leer poesía en voz alta, declamar, grabar la voz, levantarla.

 

Las palabras para dominar, ¿pueden servir para amar?

a la memoria de Yolanda Bernal Fusconi, mi abuela

 

  LA MARCHA DE LAS MUJERES

 

Una larga marcha se convoca desde el azul del mar hasta el verdoso turquesa de la abultada Amazonía

en ella mujeres con sus hijos akucho levantaban la mano hacia la luz de la luna

los niños duermen pero a su vez la calma del viento les susurra en sueños

es un zumbido de abejas, ellos creen que es una música de victoria

hacia el lado del horizonte las viejas, mujeres con los senos largos y pensamientos sosegados

destilan apacibles un olor a montaña, a salar, a océanos

ellas saben que no llegarán, las mujeres jóvenes las reemplazarán una a una

por eso en el camino, susurrando, les dicen para que sirve cada planta

cada flor encerrada en su pistilo

casa yerbajo oculto bajo las pisadas

les explican la forma de cazar pequeños animales como un canyaluc

o un cierto tipo de pajaritos/ también saben ocultar entre los pliegues del vestido las semillas

y sembrarlas en determinado momento del año

el abultado verde turquesa del cielo las espera con una suave tonada de armonía

hay esperanza en el camino

aunque la lucha sea el mismo camino.

  

 

BALAS

(Patrones de comportamiento)

 

Uno

Sobre el féretro blanco yacen

algunos casquillos de bala

los compañeros de Ever Pérez Huamán, 25,

los recogieron

uno por uno,

alrededor del lugar donde cayó

crecieron flores de metal

esa noche calurosa de febrero.

En Pichanaki los zancudos bailan sobre los muertos.

La hermana, indignada, mostró ante la cámara de televisión

algunas de las pocas fotos que se tomó en vida:

una haciendo el servicio militar en la Marina

otra graduándose de un curso de contabilidad.

Su cuerpo alojó dos balas:

una lo mató.

El ministro del interior

desmintió dos días después de los sucesos

lo que había enfatizado frente a la prensa

“tajantemente mis efectivos de la policía

no tenían armas de fuego”.

 

Dos

El hijo de Fidel Flores

colocó la foto de su padre, ya cadáver,

en su muro de Facebook.

Un suboficial de la PNP le disparó tal cantidad

de perdigones desde corta distancia

—era una mañana rotunda de cielo azul, octubre en Cajamarca—

que, al costado izquierdo del pecho,

un forado de 15 cms

podía distinguirse como el hueco de un volcán.

¿Cuántos perdigones, cuántos exactamente

necesitaba ese suboficial

para descargar su furia de ese miércoles?

 

 Tres

 Ese día le dio a su madre dos besos

en ambas mejillas, ella sonrió azorada

era julio, se había amarrado la chompa del uniforme

a la cintura.

César Medina, 16 años, escolar,

salía de una cabina de internet en Celendín

a lo lejos distinguió el ruido de las protestas

los gritos de la gente

un helicóptero que se acercaba deteniendo el tiempo.

Cayó sobre el asfalto / llegó cadáver al hospital.

La fiscal archivó la denuncia.

Sin embargo, admitió en su resolución de archivamiento

que cuatro homicidios dolosos se habían sucedido uno detrás del otro

y que esa bala dorada de 2.5 cm y 5.6 mm

alojada en el cerebro de César

había sido disparada de un fusil Galil

por un francotirador

probablemente desde un helicóptero

de esos que detienen el tiempo.

 

Cuatro

Durante el paro de La Convención

unos chiquillos caminaban por las vías del tren

para cortar camino porque llegaban tarde al colegio

unos policías dispararon hacia las laderas

en el cerro Saucepampa. Jhapet Huillca Pereyra

estaba en quinto de media, tenía 16,

odiaba las clases de lengua

y de ortografía porque le corregían

cuando escribía vala

—no vala sino bala—

una ortográficamente perfecta bala

le impactó en el abdomen

—él hubiera podido decir proyectil de arma de fuego de largo alcance­—

cayó ladera abajo, los otros, intentaron recogerlo

pero ya había muerto. Como él

otros doce menores han muerto

en eso que los grandes denominan conflictos

incluso una bebita de nueve meses

llamada como yo, también Angélica,

murió asfixia por las bombas lacrimógenas

en el caserío de Huipoca, Boquerón del Padre Abad, Ucayali.

Angélica, la niña, bautizada, como su nombre y su paso

leve y etéreo por este mundo.

 

Cinco

No fue una bala

sí el culatazo de una AKM

lanzada contra la nuca de Jhilda, hija menor de Máxima,

era noviembre en esos páramos, el suelo helado

y curtido del año 2011, el ichu golpeando al viento

junto al remolino del Tragadero Grande.

Cayó y ahí tendida sobre los humedales

permaneció cuatro horas como muerta.

Cuatro-inmensas-horas-de-noviembre

las trenzas ensortijadas del barro mugriento

el grupo de DINOES pensó: la cagamos—

y huyeron, junto a los Securitas, saliendo

a todo cuete en las camionetas de la empresa.

 

Final

Bombas lacrimógenas, culatazos de AKM, balas Galil

y tantos otros proyectiles de armas de fuego

producidos para matar, matan

niños, niñas, bebitas, ancianos y adolescentes

los muertos de tu felicidad

del crecimiento, del emprendedurismo, de tu cuatro

por cuatro, de tu taxi-beat

hoy más que nunca

muertos, muertos, muertos de miedo.

Y no son situaciones aisladas

son patrones de comportamiento.

 

 

MÁXIMA

 

Una frente a otra.

Ella con su canto y su memoria.

Yo con mis letras y mis libros.

Poseídas por el calor de la tierra.

Entreveradas por la sangre.

Una frente a otra.

Mirándonos.

A veces nos reímos

y lloramos.

La letra nos separa.

Las trenzas y las canas.

El soroche y el dolor de cabeza.

Los hijos y el desgano.

Ella me da un té de berenjena.

Yo la llevo a mirar el océano y observa callada.

Ella con barro hasta las entrañas

me lleva a conocer el Tragadero Grande.

¿Y ese nombre? — le pregunto

Y salomónica pero breve me responde:

Porque hay un tragadero de agua. Y es grande.

No soy salomónica ni sabia.

Ella no es letrada.

La mirada hacia las estrellas.

El agua entre las manos.

Sus manos pequeñas y mis manos grandes.

Cortadas al ras las uñas de ambas.

Ella carga una piedra.

Yo la mochila, las bolsas, las canastas.

Una frente a otra.

El pecho con el grito atascado.

El puño en alto.

Yo con mis diplomas.

Ella con sus mantas.

 

 

OLIVOS

 (locus amenus)

 

Los pinos me saludan a través de la ventana

y atrás el cielo, se aturde, se disipa

la garganta de la quebrada se traga

esta oscura madrugada mientras las nubes

temblorosas corren sin señal clara.

 

Los cuatro perros juegan entre los olivos recién plantados

No los veremos crecer— me dices

lo harán muchos después de nuestras muertes

y quizás nuestras cenizas los abonen

y así permaneceré un rato más entre los pinos.

 

El gallo canta, una mujer grita

sé que entre las maderas del cuarto de trastos

tres gatitos maman la leche de su madre.

 

Los patos se dejan perseguir por los gansos

y luego corren volando al ras del suelo y se tiran en la poza

mientras el ganso negro entra suavemente, casi sin mojarse las plumas,

creyéndose un cisne.

 

Esta es la claridad de la vida sosegada

gracias por abrirme a este prado

por la madera cruda que convertimos en puerta

por esa laja naranja donde hoy

reposamos mientras el hálito de vida zumba y truena.

 

La mañana corre hacia la tarde roja y verde

y nosotros nos cansamos de las faenas del día

bebiendo una copa de vino para alejar los malos pensamientos

nos arropamos juntos entre las mantas

bajo la suave luz de las últimas estrellas

como los nudos de tu mano y mi mano rezando en silencio.

 

Una luciérnaga se agita entre los tablones del tejado

y alumbra esta piel que dejamos lentamente

mientras nos fusionamos en tu-no-sin-mí, yo-imposible-sin-ti,

un animal que se resiste a andar solo.

 

No, no veremos crecer los olivos,

pero cómo me abruma el olor de su aceite

y ese sabor de la aceituna en mi lengua

y cómo se agita al alba la flor en su punto

y como aparece el futuro detrás de esas ramas:

verde y rojo y verde.

 

CUY CALATO

 

Parecía afeitado

pero nació así

calato sin pelo alguno

con su piel suavecita

y su cuerpo redondo.

Sus ojos, cuando me mira

adquieren la grandeza de lo simple

y es perfecto en toda su redondez

compacta, extraordinario

como ninguno

un pequeño animal de la tierra

que toca el cielo

con sus ojos abiertos

inmensos

y su respiración lampiña.

Lo beso

qué otra cosa puedo hacer

y toco su cabeza

mientras se queda dormido en mi regazo.

 

Rocío Silva Santisteban es peruana, nacida en Cajamarca, doctora en letras y literatura, y es actualmente docente universitaria. Ha escrito poesía, publica regularmente en medios periodísticos, es autora de varios artículos y libros académicos. Además fue secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de los Derechos Humanos, y congresista por el partido Frente Amplio.

El poema Caxamarca fue escrito entre 2018 y2021, y Balas en 2019.

Publicado en la web Palabra Salvaje el 11 diciembre 2022.La versión completa, con todas las imágenes, publicada en la revista Palabra Salvaje No 3 (diciembre 2022) se descarga aquí….

Se permite la reproducción siempre que se cite la fuente.